30 de septiembre de 2011

Mirador de Aldeire Hotel





  “Te recuerdo bien, en el Chelsea Hotel”. Así da comienzo una de las más celebradas canciones del poeta y cantante Leonard Cohen. En ella cuenta la historia del inesperado encuentro que él mismo tuvo con la también cantante Janis Joplin en ese transitado hotel de Nueva York. No estaba previsto, no fue nada premeditado por parte de ninguno de los dos, incluso, como confiesa la misma canción, ninguno se consideraba lo suficientemente agraciado para que aquella sórdida reunión tuviera lugar. Pero ocurrió y aún lo canta y lo recuerda el único superviviente de los dos en todos sus conciertos. Todo eso, unido a la discreción y complicidad propia de un hotel hizo que surgiera una historia con visos de legendaria y junto a ella una extraordinaria canción.




         Hoy es el primer día de la nueva andadura de un establecimiento con infinitas posibilidades de albergar entre sus paredes miles de historias más o menos semejantes a la anterior. Pero el principio de las historias de este lugar no se encuentra en este mismo día, ni siquiera hace un buen puñado de meses durante los cuales se ha estado trabajando duro en la rehabilitación y rescate del edificio y su entorno. Han hecho mella el intenso frío y el sofocante calor, la nieve y la lluvia; se han experimentado sentimientos ilusionantes y alguna que otra decepción; la esperanza ha ganado siempre la partida a la desilusión que en algunos momentos difíciles quiso entrar a formar parte del proyecto; han habido promesas cumplidas y tropezones lamentablemente inevitables; noches sin dormir, jornadas laborales de sol a sol, discusiones, decisiones, aciertos y desaciertos; pero sobretodo amistad y fraternidad. El principio de las historias de este nuevo hotel no se encuentra en este mismo día sino en la década de los años cuarenta del pasado siglo, cuando fue construido con la finalidad de ser casa forestal y uno de los centros de coordinación de los trabajos de reforestación que se llevaron a cabo, en todo el Marquesado del Zenete en el actual Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada, desde esos años hasta mediados de la década de los setenta.

  Las “casas del monte”, que así es como se le conoce popularmente al edificio, comienza a partir de hoy una nueva andadura como hotel rural moderno con vocación ecológica, divulgativa y sostenible con el medio natural que lo rodea. Dispone de todas las comodidades necesarias para poder convivir y disfrutar con su entorno natural produciendo tantas historias distintas como distintos sean sus huéspedes. Entre pinos y encinas discurren unos atractivos paseos a su alrededor. El frio y nevado invierno se transforma en cálidas tardes al calor de sus chimeneas, y el caluroso verano de otras latitudes, incluso muy cercanas, es allí una agradable y revitalizante brisa veraniega. Excursiones en plena naturaleza o turismo monumental e histórico a través de las villas vecinas son distintas alternativas, nunca reñidas, que harán que las historias vayan entrando y saliendo por sus puertas mezclándose entre sí y constituyendo un poso invisible de entrañable complicidad entre sus desconocidos y anónimos huéspedes.



  En este último día de septiembre del año dos mil once abre sus puertas el Hotel Rural Mirador de Aldeire con la esperanza y la ilusión de poder albergar entre sus muros, y fuera de ellos, historias personales de todo tipo para quizá así alguna de ellas, alguna vez, llegue a protagonizar una buena canción que, es solo una posibilidad, podría comenzar de esta manera: “Te recuerdo bien, en el Mirador de Aldeire Hotel…”

Para Javi, Ana y todos los que les han echado una mano, de cualquier manera y por pequeña que haya sido, en todos estos meses de trabajo.

  ¡Salud amigos!

La Carihuela, 25 de septiembre de 2011